miércoles, 9 de diciembre de 2009

Charla inestable...

Porque me recuerdo cosas absurdas; me traigo de vuelta, como un eco, sonido que rebota y regresa; como un suspiro, que inesperado aparece en el alma. Me consuelo, reanimo, reluzco, aparezco.

Escucho, me inquieto; ¡observo y me escondo!, afligido, dolorido y nauseabundo, delirante quizá. Siento quemárseme el cigarrillo, consumible, disipable, fundible, lo mismo mi alivio.

Retomo, me miro: Inconfundible pero perdido, perplejo pero evidente, cual si fuera un existir irrefutable. Se me oculta el habla, se acobardan las palabras, la sorpresa es espontánea.

Analizo el contenido, desentraño su sentido, me pregunto “¿Ha sido el objetivo?” Desgloso sin disgusto, descubro aturdido: incomprensible motivo.

Insisto de nuevo, me escabullo entre lo esculpido. Describo: Un pasado en recuadro, negación del presente; Actualidad, perversa caricia del cielo; Incurrir en un principio, jactancia cubierta; Porqué, incrustadas huellas de fiasco.

Es inestable, es despreciable, pero habla por sí solo.