sábado, 11 de septiembre de 2010

Nudo.

Percibes un frío que te congela la vida, tonto vagabundo; escuchas las sirenas de la mente que lleva sueños desfalleciendo, ingrato hombre desdichado; el alma agoniza con dolor incesante, y tu cuerpo no suelta una lágrima, orgulloso ser desahuciado.

Dime quién eres y qué haces en estas dimensiones, en los cuentos universales, ¿por qué existes? Si te encuentras en un simple cuerpo desnudo que deambula por el tiempo ¿qué ofreces? Sólo esculpes, escarbas, y hasta te ocultas de la historia infinita. Estás solo…

Dudas, traidor insensato, y lo sientes: te duele, idiota errante. Pero sólo te cubres del tiempo, huyes de los brazos cálidos de la vida. ¡Existe, inútil! O muere, haz el nudo, egoísta ser despreciable.

¿Lo sientes?

¿Lo sientes?

Escucha los ecos que te perforan los ojos y huele ese dolor que resuena en tu mente.

Estás solo… estás solo…


Estoy solo… estoy solo… y no puedo con esto, no sé dónde me encuentro, las luces me saben a mierda.

Las fantasías ilusas se esfuman, las promesas se alejan, los deseos sólo están ahí, escondidos, frustrados, porque no logran nada, porque sólo aparecen llorando, porque ellos no pueden.

Ya nada, ni siquiera esto es lastimero, ni siquiera con esto se hallan palabras honestas, el nudo está ahí, está aquí…

Es difícil, simplemente, poder mirar al cielo de nuevo, decir que queda esperanza.

No, los besos tibios del cariño ya no lo merecen. El nudo está ahí, y debo sujetarlo, o expulsarlo.