martes, 6 de enero de 2009

Abandono.

Al pensar que todas las cosas podrían mejorar, voltee la mirada en busca de consuelo celestial, y lo que pude encontrar al agacharme por entre sollozos de amargura y desgracia fue devastación y masacre. Entonces tomé la decisión de dejarme caer al sueño eterno, cuando jamás hubiese pensado que la muerte sería lo más dichoso de mi tránsito en este mundo sin anhelos.


Recuerdo que aún quería bocado, pero no para saborear aquella comida que emanaba un detestable hedor a gasolina y defecación, sino para al fin tener en cuenta que había algo más que tierra y desechos, puras sobras en mi estómago; y todos peleaban por ese pedacito de carne humana, del bebé con apenas 3 años, recién fallecido por diarrea y vómito. No había respeto ni por ser mi hermanito, al igual que a mi madre fallecida, habrían de devorarle los maniaco-insatisfechos-hambrientos del lugar. Me avergüenza pensar que a pesar de todo yo también lo deseaba dentro de mí, y creo que él hubiese querido lo mismo si supiera lo criminal que está la situación en este momento. De un lado a otro, paseándose su cuerpecito por las muchas manos que arrancaban su piel, que desmembraban su ser sin piedad y con gran indiferencia.

Jamás me perdonaré por permitir que descubrieran cuando me alimentaba de mi pariente, cuando tenía su piecito con tanta cautela entre mis dientes, ¡maldito el imbécil que habría de descubrirme! Y yo más imbécil por permitírselo.



Pensaba: “¿Qué más da morir si ahora vivo entre demonios? El lugar de por sí ya es bastante malo, ¡a la mierda pensar que existe un ángel dentro de ésta basura!

Y entre el altercado causado por nuevo alimento, morían aún más por intentar abastecerse. Ah, qué dichas estas ocasiones en las cuales al caer uno, caían varios. Y poco a poco quedaba menos escoria que alimentar. El problema era mantenerse en pie, pues cuántas infecciones y malestares nos causaban el comer esa carne muerta.

Ahora es cuando elegía, ¡a la mierda! Que al estar con este rebaño inhumano, me desgarraba un alma que aún confiaba en tener. Da igual si muero en sus brazos, pues encerrados en esta porquería han de estar hasta que el último de ellos esté igual de podrido como aquellos sobrantes tirados en el suelo. Porque morirán entre la bazofia que quede, porque ni una pizca habrá de salvación, ya todos, hemos sido abandonados.

Porque, ¿qué más da estar en un lugar donde uno se alimenta de otro, que en el mismo infierno? ¡Dónde ha quedado lo que vale la pena salvar!







Sin comentarios, sólo espero que alguien lo entienda

2 comentarios:

* L i L Y * dijo...

Inche cosa me das miedo, TE AMO xD

Pamela dijo...

"...jamás hubiese pensado que la muerte sería lo más dichoso de mi tránsito en este mundo sin anhelos.."

Me encanto esa frase...

Tú ruleás niño piñoso gae!!

Te quiero mucho (: